Curado del hormigón, ¿práctica en retirada?

En nuestro diario recorrido por las más diferentes construcciones en donde el hormigón (simple o armado) es protagonista esencial, comprobamos que la buena práctica de «curar» la mezcla recién vaciada se ha perdido, lo cual debe superarse a la mayor brevedad. Razones hay varias, la mas preocupante es el desconocimiento generalizado de la tecnología del hormigón, en la que el proceso de fragüe es de la mayor importancia.

¿Siempre es conveniente el curado? Absolutamente. No solo es conveniente sino imprescindible si lo que se desea es obtener un producto de calidad, durable y sin fisuras. En las obras deben tomarse todas las medidas para garantizar este vital proceso. A menos que las especificaciones del proyecto indiquen otra cosa, los métodos naturales de curado como lluvia, neblina, arpilleras mojadas, membranas y los tradicionales «diques», deben aplicarse siempre porque así se protegen las estructuras del ambiente, en donde factores como el sol y el viento aparecen como los principales enemigos del hormigón en sus primeras horas de vida, proceso que según todos los manuales, investigaciones y expertos, no puede durar menos de 5 días, si se ha utilizado cemento de alta resistencia y de 7 días, si se ha preparado con cemento de grado corriente. Otra razón la constituye la velocidad que actualmente se le imprime a las construcciones, especialmente en altura, en las que el compromiso de avanzar aceleradamente con la obra gruesa, también atenta contra esta necesaria etapa de consolidación de la mezcla.

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Tanto en terreno como en laboratorio se ha comprobado que un curado deficiente disminuye la resistencia y la durabilidad del hormigón. Numerosos estudios demuestran que probetas sin curar pueden registrar disminuciones de resistencia a la compresión – ensayadas a los 28 días – de hasta un 40% con respecto a probetas curadas adecuadamente. También se ha determinado que mientras mas se demore el inicio del curado, mayor será la pérdida de resistencia, observándose, por ejemplo, que probetas curadas a partir del tercer día de edad alcanzan sólo un 85% de su resistencia potencial. La pérdida de resistencia a los 28 días por efecto del curado parece estar relacionada directamente con las condiciones de humedad de los tres primeros días y en menor medida con la temperatura. Se debe tener presente que la resistencia a la flexotracción es mucho más sensible a las condiciones de curado y contenido de humedad de las probetas al momento del ensayo que en el caso de la compresión. El efecto sobre la durabilidad del hormigón es más difícil de cuantificar, pero no menos importante. Un curado inadecuado favorece la formación de fisuras y disminuye la impermeabilidad, la resistencia a la intemperie, al desgaste y al ataque de químicos. No siempre es posible determinar el grado de eficiencia del curado en la durabilidad, puesto que las condiciones atmosféricas juegan un papel muy importante en dicho proceso. Mientras que en épocas lluviosas o de alta humedad, se requiere relativamente poco esfuerzo para obtener un buen curado, en condiciones de baja humedad y alta temperatura se deben tomar medidas especiales para evitar pérdidas excesivas de agua en el hormigón.

Finalmente, la capacitación de supervisores y de la mano de obra que participa en estas faenas, debe estar compenetrada de la importancia de mantener las prácticas de curado, razón por la cual, las constructoras y sus contratistas especializados deben demostrar estar habilitados para realizar este proceso en las mejores condiciones y por el tiempo que resulte necesario para ello.

Lo mismo vale para albañilerías, estucos, radieres u otras aplicaciones de morteros y hormigones, en los que se deben privilegiar las buenas prácticas, entre la que el curado es una de las más importantes.

2 Comments en Curado del hormigón, ¿práctica en retirada?

  1. EXCELENTE INFORMACION

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