La industria de la construcción y la crisis.

¡A revisarlo todo!

La industria de la construcción constituye un agente relevante en el desarrollo económico del país en tanto mueve grandes recursos financieros, demanda numerosos y variados servicios, consume materiales e insumos en significativos volúmenes y es un gran empleador de profesionales, técnicos y trabajadores de todo nivel. No obstante, la relación entre estos actores no siempre es equitativa y por lo mismo, origina numerosos conflictos entre todos quienes participan en esta actividad productiva, con claras muestras de iniquidades e injusticias que también han incidido en las manifestaciones que han estremecido a nuestro país. A continuación ofrecemos un breve análisis de lo sucedido desde la perspectiva de Mundo de la Construcción.

En primer lugar, señalemos el desorden, con evidentes visos de abuso, de parte de muchos mandantes e inmobiliarias, que demoran o no dan curso oportuno a los estados de pago de las empresas constructoras -de todo tamaño-, las que a su vez, restringen las liquidaciones de sus trabajadores, a los subcontratistas y a los proveedores, todo lo cual fomenta la desigualdad a limites intolerables. Luego, en la relación empleado-empleador, la gente protesta por los abusos en las jornadas de trabajo de 10 y 12 horas o por los contratos a honorarios; por los pagos truchos, con platas “bajo cuerda” o por trampas en las remuneraciones imponibles, donde se mezclan movilización, colación, gratificaciones de manera de parecer más dinero pero con menos imposiciones. Eso es desigualdad.

Agréguese la falta de fiscalización oficial respecto del cumplimiento de la cancelación oportuna de las cotizaciones previsionales y de salud así como las enormes diferencias de las remuneraciones entre profesionales, técnicos y la mano de obra, sin dejar de mencionar la ausencia de beneficios para nuestros colaboradores. No aspiramos a que vuelvan los tiempos del “Tarifado de la Construcción” ni a como era antes, cuando los profesionales lográbamos armar equipos de trabajo que nos acompañaban en obra tras obra, por muchos años. Hoy en día lo equitativo sería considerar un justo reconocimiento al esfuerzo diario de cada trabajador, no tan solo mejorando los pagos sino invirtiendo en su capacitación; en mejorar -¿sanear?- las condiciones del trabajo; en dotar de servicios higiénicos decentes; en enseñarles todo lo que necesitan saber –desde leer hasta cálculos simples, legislación laboral, seguridad, interpretación de planos, uso de nuevas tecnologías- incluso permitiéndoles participar en las reuniones técnicas; en enseñarles y motivar la innovación en sus tareas diarias; en preocuparse de manera real por la atención y cuidando de sus familias. No hacerlo, es desigualdad.

También provoca rabia y encono en nuestros compatriotas la actitud de las inmobiliarias que elevan los precios de las viviendas nuevas pese a que bajan las tasas para los créditos hipotecarios, lo cual constituye un verdadera agresión a la clase media, a los matrimonios y parejas jóvenes… ni que decir de la población vulnerable y tercera edad. Eso, sin duda, es desigualdad.

Finalmente, mas que desigualdad, es preciso revertir el serio déficit ético de los profesionales del sector, que se coluden con propietarios inescrupulosos para que, mediante procesos constructivos viciados, presentar proyectos ante las direcciones de obras, que consideran superficies compatibles con el DFL 2 -para aprovechar beneficios tributarios-, pero que una vez recibidas por las respectivas municipalidades, las transforman en verdaderas mansiones, con superficies edificadas que doblan o triplican lo pagado torcidamente, afectando gravemente los ingresos de las corporaciones edilicias, que necesitan esas platas para cumplir con las demandas y necesidades de sus respectivas comunas. Agrávese lo expuesto entendiendo que muchos de estos casos cuentan con la complicidad incluso de los propios funcionarios que deberían ser, antes que ninguna cosa, fiscalizadores rigurosos y conscientes.

Viviendas sociales

¿Es necesario explicar por que hay desigualdad cuando hablamos de viviendas sociales? Una imagen explica mejor que mil palabras.

viviendasocial

Poblaciones en los extramuros de las ciudades, viviendas que disponen de espacios mínimos, con instalaciones precarias, materiales de corta vida, terrenos saneados a medias, sin acceso a escuelas, centros comerciales, plazas. Hacinamiento inhumano. Otra vez apelamos a los principios éticos de los profesionales. Tenemos que aportar tiempo y talento para conformar leyes, reglamentos y normas que no atenten contra las familias y su dignidad. Aplicar lo que nos enseñaron en las Universidades en diseño urbano, en habitabilidad, en planificación, en justicia y equidad. No hacerlo es desigualdad.

Suma y sigue: empresas que incumplen las disposiciones legales vigentes sobre seguridad, limitando a 24 el número de trabajadores contratados, para no formar Comité Paritario de Higiene y Seguridad en sus obras; empleadores que juegan una especie de bicicletas con sus empleados, trasladándolos por distintas obras y obligándoles a firmar finiquitos arreglados que solo perjudican al trabajador, que entre otras cosas, pierden vacaciones; faenas en las que no se respetan las condiciones sanitarias mínimas, exigidas por la legislación vigente, específicamente por el Decreto 594 que establece las condiciones sanitarias básicas que deben cumplirse en toda obra, sucursal o faena; o empresas que contratan profesionales recién egresados, con remuneraciones irrisorias y asignándoles responsabilidades que no podrán cumplir con idoneidad, en perjuicio de los mandantes y de los profesionales de mayor experiencia. Todo esto es desigualdad.

¿Qué hacer?

No será difícil superar la desigualdad en la construcción. Solo se requiere que los profesionales actuemos con idoneidad ética; que las autoridades del sector, llámense Ministerio de la Vivienda y las Municipalidades para que humanicen la legislación y fiscalicen lo que hace el sector privado y muchísimas entidades públicas; que la Contraloría cumpla sus funciones contraloras sin esperar denuncias o estallidos sociales; que los colegios profesionales retomen la tuición y control sobre el desempeño de sus integrantes; que las Universidades actualicen sus planes y programas de estudios, que los involucren con la realidad social de la ciudadanía. Hay mucho por hacer y no hay tiempo de sobra. Es un deber de todos quienes trabajamos en esta industria tomar conciencia de la desigualdad que hay en todos los ámbitos de la sociedad y participar con entusiasmo, responsabilidad y compromiso para construir un Chile unido, justo e igualitario.

 English version.
The construction industry and the crisis.
        The intense days lived on the occasion of citizen protests, have allowed to bring to light perfectly known situations but that, due to the complicity of many actors, remained hidden until the outbreak occurred. How is the business of the construction industry? Among the most repeated concepts appeared on the occasion of the so-called «social outbreak», inequality appears with the greatest dimension. And with just reason.
Let’s check everything!
        The construction industry is a relevant agent in the economic development of the country as it moves large financial resources, demands numerous and varied services, consumes materials and supplies in significant volumes and is a great employer of professionals, technicians and workers of all levels. However, the relationship between these actors is not always equitable and therefore, it causes numerous conflicts between all those who participate in this productive activity, with clear signs of iniquities and injustices that have also affected the manifestations that have shaken our country. Below we offer a brief analysis of what happened from the perspective of Construction World. The disorder, with obvious signs of abuse, by constituents and real estate agents, which delay or fail to give timely payment to the construction companies of all sizes, which in turn restrict payments to their workers , to subcontractors, to suppliers, which promotes inequality to intolerable limits. Abuse in working hours of 10 and 12 hours or of honorary contracts; in small payments, with “under rope” silverware or in the traps of taxable remuneration, where mobilization, collation, bonuses are mixed in order to look like more money but less impositions. That is inequality.
       Add the lack of supervision regarding the timely payment of social security contributions and the huge differences in wages and benefits for workers. We do not aspire to return the times of the «Tariffing of Construction», as it was before, when the professionals managed to assemble work teams that accompanied us in work after work, for many years. Nowadays, it would be fair to consider a minimum recognition of the daily effort of each of our collaborators, not only improving payments but investing in training; to improve – sanitize – work conditions; providing the works with decent hygienic services; as well as teaching them everything they need to know – from reading to simple calculations, labor legislation, safety, interpretation of plans, use of new technology; to incorporate them in technical meetings; in highlighting and motivating innovation; in the care and care of their families. Not doing so is inequality. It also causes anger and rage the attitude of real estate agents that raise the prices of new homes despite lower rates for mortgage loans, which constitutes a real aggression against the middle class, marriages and young couples … needless to say of the vulnerable and elderly population. That is also inequality. Finally, more than inequality, comment on a serious ethical deficit of the professionals of the sector who collude with unscrupulous owners who, through vitiated construction processes, present projects to the construction management, which consider altered surfaces to take advantage of tax benefits in the first instance those who once received by the respective municipalities, they are transformed into true mansions, with built-up areas that double or triple the amount paid crookedly, seriously affecting the income of these entities, which need these plates to meet the demands and needs of their respective communes. Add the above, understanding that many of these cases have the complicity even of officials who should be, before anything else, rigorous and conscious inspectors.
Social housing      Is it necessary to explain why there is inequality when we talk about social housing? An image explains better than a thousand words.
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           Populations outside the city walls , houses that have minimal spaces, with precarious facilities, short life materials, half-sanitized land, without access to schools, shopping centers, plazas. Inhuman overcrowding. Again we appeal to the ethical principles of professionals. We have to contribute to conform laws, regulations and norms that do not threaten families and their dignity. Apply what they taught us at universities in urban design, in habitability, in planning.  Add and follow: companies that play with the current legal provisions on safety, limiting the number of workers hired to 24, so as not to form a Joint Committee on Hygiene and Safety in their works; employers who play a kind of bicycle with their employees, forcing them to sign fixed settlements that only harm the worker; tasks in which the minimum sanitary conditions are not respected, required by current legislation, specifically Decree 594 that establishes the basic sanitary conditions that must be met in any work, branch or work; or companies that hire newly graduated professionals, with ridiculous remunerations and assigning them responsibilities that they will not be able to fulfill with suitability, to the detriment of the constituents and the workers themselves. All this is inequality.
What to do?
          It will not be difficult to overcome inequality in construction. Professionals are only required to act with ethical suitability; that the authorities of the sector, call the Ministry of Housing and Municipalities to humanize the legislation and publicize what the private sector and many public entities do; that the Comptroller’s Office fulfill its controlling functions without expecting complaints or social outbursts; that professional associations retake the tuition and control over the performance of their members; that the Universities update their plans and programs of studies, that involve them with the social reality of the citizenship. There is much to do and there is no time to spare. It is a duty of all who work in this industry to be aware of the inequality that exists in all areas of society and participate with enthusiasm, responsibility and commitment to build a united, fair and equal Chile.

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