De la Calculadora Mecánica a la Computadora

Una distinguida alumna preguntó en la clase de “Costos y Presupuestos” ¿cómo se estudiaban los presupuestos, los precios unitarios y los programas de obra, cuando no habían computadores?

Es difícil para la juventud de hoy, imaginar siquiera como nos las arreglábamos, hace 30 o 40 años, para hacer todo lo que hacemos hoy, con la ayuda de los computadores (ordenadores) personales. Por ejemplo: el estudio de las propuestas.

Quienes nos leen, seguramente protagonistas de la historia, sonreirán al recordar cómo llenábamos cuadernos y mas cuadernos con cubicaciones y “apus” (análisis de precios unitarios”… Todo escrito a lápiz de mina pues los precios de los materiales sufrían constante incremento en la época de los años 60 y 70. Debíamos estar muy atentos a los datos que entregaban los encargados de compras, durante el estudio de las propuestas. Cualquier alza que se registrase o que se anunciare, debían introducirse a los precios unitarios. Era el caso del cemento, por ejemplo, cuya variación en el precio del saco, implicaba modificar todas las partidas que lo incluyen como insumo básico: hormigones, en todas sus clases, morteros, estucos, radieres, cada una de las cuales tenía a su vez, varias sub-partidas dependiente de las dosificaciones. Recordemos que el cemento estaba presente hasta en el emboquillado de los tubos de alcantarillado…. Era todo un cuento realizar esos ajustes a punta de goma de borrar y lápiz de grafito.

Y no solo era el ajustar los precios. Como tampoco disponíamos de planillas electrónicas, las numerosas operaciones que debíamos realizar, corrían permanente riesgo de error. Y no siempre había tiempo para revisarlos. Solo disponíamos de calculadoras mecánicas, máquinas de escribir y mucha energía… En resumen, para realizar un buen estudio de propuesta, lo frecuente era que los equipos de estudios de las empresas constructoras, tuvieran que “pasar de largo” varias noches, especialmente los días previos a la apertura. ¡Qué tiempos aquellos!

Por los 80 empezaron a utilizarse calculadoras electrónicas, que ayudaban a mejorar los tiempos de estudio en tanto, incluso, podían “guardar” resultados en sus memorias, para luego dar paso a los computadores personales. En los primeros años costaban una fortuna aunque tampoco eran capaces de hacer lo que realizan hoy. Por esto es que la empresa ONDAC, bautizó con el singular nombre de “Notrasnoches” su producto estrella, que está en la mayoría de los “pc” de las empresas y profesionales chilenos. No es todo, claro.

El mercado ofrece desde hace bastante tiempo ya, programas que hacen de este tipo de estudios casi un juego de niños. La cantidad y variedad de productos, accesorios, insumos y una interminable lista de “etcéteras” con se cuenta hoy hacen, al menos la etapa de estudios, un poco menos estresante, pero sin duda que falta mucho por mejorar, particularmente en los otros aspectos de nuestro diario quehacer, como el desafío de la productividad o el de capacitar y preparar mejor a los cuadros medios que empleamos en obra, temas de los que nos referiremos en una próxima crónica. MC

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